Ejercicio físico
El estilo de vida puede ser determinante en el desarrollo y evolución de la Enfermedad de Alzheimer. Existen muchos estudios que han podido demostrar los grandes beneficios que tiene el ejercicio físico sobre la función cognitiva y los perjuicios de no hacerlo regularmente, entre ellos aumentando el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
Por ello debemos considerarlo como parte de las terapias no farmacológicas para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
¿Por qué es beneficioso el ejercicio en personas con Alzheimer?
- Durante el ejercicio físico se liberan sustancias neuroprotectoras que aumentan la supervivencia de las neuronas.
- Mejora la circulación sanguínea reduciendo el riesgo de eventos vasculares, tanto a nivel cardiaco como cerebral.
- Disminuye la atrofia cerebral (pérdida de neuronas) y aumenta el volumen del hipocampo (el centro de la memoria) y, por tanto, la reserva cognitiva (aumenta las capacidades intelectuales).
- Mejora el estado de ánimo y disminuye los trastornos conductuales asociados a la demencia.
- Mejora la movilidad, el equilibrio y la forma física y, por tanto, reduce el riesgo de caídas.
- Mejora las defensas, por lo que disminuye el riesgo de infecciones.
- Mejora la calidad del sueño y regula el ciclo sueño-vigilia.
¿Cómo se debe hacer?
El ejercicio físico se debe adaptar a las posibilidades del paciente, tanto físicas como cognitivas (capacidad de comprensión y ejecución de órdenes). Es importante establecer una rutina de ejercicio físico lo más precozmente posible.
Lo más beneficioso sería combinar ejercicio aeróbico con ejercicios de equilibrio, fuerza y flexibilidad, al menos 2 o tres veces por semana y de una hora de duración mínima.
Ejercicios para personas con Alzheimer
Algunos ejemplos de ejercicios, son:
- Ejercicio aeróbico: Bicicleta, elíptica, pedales, baile, paseo a marcha rápida, natación, etc.
- Ejercicios de equilibrio y psicomotricidad fina: sostener una pelota entre las piernas, mantenerse sobre una pierna, realizar recorridos en diferentes direcciones (con o sin obstáculos), realizar bolas de papel, figuras de plastilina, etc
- Ejercicios de fuerza: Se pueden usar pequeñas pesas para levantar con brazos y piernas, movimientos periódicos de extremidades con una cinta elástica, etc.
- Ejercicios de flexibilidad: series de movilización de rodillas, cadera, piernas y pies, brazos y manos, hombros y cuello, rotando o con flexo-extensión.
- Ejercicios de coordinación: Hacer rodar una pelota con la mano o pie, combinar varios movimientos corporales acompañado de música, pasar la pelota, dar palmadas siguiendo un ritmo, etc.
Recomendaciones
- Adaptarlo a las posibilidades del paciente, tanto en complejidad como en intensidad.
- Incorporar de forma rutinaria al menos 1h de paseo diario.
- Establecer una rutina de ejercicio físico combinado y para ello es fundamental establecer por escrito los días que se va a realizar y el horario.
- Formular una tabla de ejercicios que combine diferentes actividades.
- Poner música durante una sesión de ejercicio físico puede facilitar la adherencia al mismo.
El ejercicio físico es una herramienta fundamental como terapia no farmacológica en la Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Tiene grandes beneficios en la función cognitiva y la condición física, reduciendo así los riesgos asociados a la edad (caídas, deterioro cognitivo, autonomía…), por lo que debe considerarse parte de la rutina del día a día del paciente (como comer, dormir…).
MATERIALES
- Cuadernillos con Ejercicios de estimulación cognitiva de diferentes grados
- Juego del Memory
- Cómic: Tú, yo y el Alzheimer
- Consejos para pacientes y cuidadores
¡Y muchos más!