Como vimos en un post anterior, el deterioro precoz de las personas con Alzheimer, se ve agravado por las medidas restrictivas y el confinamiento. La interrupción de las rutinas, la sensación de aislamiento, la imposibilidad de encontrarse con amigos o familiares o de acudir a los programas de estimulación cognitiva, afecta negativamente a la capacidad de valerse por sí mismos en las personas con Alzheimer. Además, el hecho de no comprender la situación actual en su totalidad, genera en estas personas una sensación de ansiedad que influye en su comportamiento, pudiéndose mostrar más irritables e incluso agresivas.

Para afrontar estas situaciones excepcionales, ya hablamos de distintas actividades que se pueden realizar en casa para favorecer la estimulación cognitiva.

En nuestra sección MATERIALES DESCARGABLES, encontrarás distintos cuadernillos de ejercicios de estimulación cognitiva descargables de forma gratuita. Además, se encuentran clasificados por dificultad, pudiendo así elegir el más apropiado en función de la fase de la enfermedad en la que se encuentra la persona con Alzheimer

La estimulación cognitiva debe adaptarse en cada momento a la fase evolutiva de la demencia en la que se encuentre el paciente. Consulta nuestras recomendaciones según la fase de la enfermedad. Aunque hay ciertos aspectos clave, que son comunes en la mayoría de los ejercicios de estimulación cognitiva, y necesarios para que estos sean efectivos. Son los siguientes:

• Asociaciones de conceptos e ideas.
• Uso de la orientación.
• Continuidad y coherencia entre ejercicios.
• Fomentar la elección.
• Utilizar procesos de aprendizaje implícito.
• Mostrar paciencia y respeto.
• Intervención y guía del cuidador o acompañante.
• Fomentar la diversión.
• Construir y fortalecer la relación entre las partes participantes del ejercicio.

Aplicando estos aspectos clave, podemos improvisar una gran variedad de actividades y ejercicios para favorecer la estimulación cognitiva de la persona con Alzheimer. Se trata de plantear retos asequibles que no supongan una carga para la persona que los va a realizar, y que esta sienta el soporte y apoyo del acompañante en los procesos cognitivos para llegar a realizar estos retos. Si los planteamos como un juego y ajustamos la dificultad para que la persona con Alzheimer pueda lograrlos con cierto esfuerzo, conseguiremos que esta se sienta satisfecha a la vez que habremos estimulado sus capacidades de concentración y cognición.

Pautas generales para el manejo de las situaciones de estimulación cognitiva

La Estimulación Cognitiva diaria contribuye, junto con los tratamientos farmacológicos, al enlentecimiento de la enfermedad, y hace que la relación de los cuidadores con los pacientes sea más estrecha, amena, positiva y lúdica a fin de aliviar también la posible sobrecarga de los cuidadores. Pero hay ciertas pautas que debemos tener en cuenta:

• Es conveniente que el cuidador permanezca con la persona que realiza los ejercicios.
• Realizar los ejercicios en lugares adecuados, cómodos y conocidos.
• Para crear un hábito, es aconsejable realizarlos a diario en sesiones cortas de unos 30 minutos.
• Busca el momento adecuado, durante la mañana o a media tarde.
• No obligar a la persona con Alzheimer a colaborar en los ejercicios propuestos. Si le resultan incómodos o difíciles, mejor dejarlos para otro momento.
• Recuerda que lo primordial es que la persona realice la actividad. No te centres en los resultados ni en el rendimiento.
• El cuidador o acompañante debe ser claro y conciso en las explicaciones, y tener paciencia para repetirlas las veces necesarias

Ejemplos de ejercicios para realizar en casa o en la calle

El juego de las semejanzas

Dibuja en varios papeles distintos elementos de todo tipo, también puedes usar fotografías de revistas o periódicos. Guarda en una carpeta los dibujos o fotografías para tenerlos a mano y poder añadir nuevos a medida que pasen los días.

Para empezar, será suficiente con seis elementos, aunque el número puede variar en función de la capacidad de la persona con Alzheimer. Despliega en una mesa las seis imágenes y deja que un tiempo de observación. Posteriormente, haz preguntas para que la persona con Alzheimer relacione las imágenes. Por ejemplo, puedes preguntar “¿Cuál de los elementos que ves sirve para transportarnos?”, la respuesta correcta podría ser el coche y el avión, pero recuerda que no perseguimos respuestas correctas, sino pasar un rato entretenido en que la persona con Alzheimer se esfuerce en encontrar una solución. Si la respuesta es satisfactoria, podemos formular otra pregunta “¿Cuál de estos elementos nos sirve para viajar?”, en este caso la respuesta es más amplia, ya que una maleta e incluso unos zapatos pueden ser respuestas adecuadas.

Este juego ofrece muchas posibilidades, ya que siempre podemos inventar preguntas nuevas y añadir o quitar elementos. Suele ser una actividad divertida y fácil de realizar en casa o en cualquier otro lugar, y que ofrece buenos resultados.

Comprar y pagar

Una actividad muy estimulante para personas con Alzheimer u otras demencias, es hacer una simulación de compra con dinero real. Podemos practicar montando en una mesa varios productos con etiquetas de precio. El objetivo es que la persona con Alzheimer elija los productos que más le llamen la atención, y logre pagar su precio con el dinero real que le hemos facilitado. Dependiendo de la fase de la enfermedad en que se encuentre la persona, podremos hacer distintas operaciones.

Las posibilidades de este juego son muy variadas. Podemos añadir nuevos artículos a la tienda, podemos usar algunos que sean relevantes para la persona con Alzheimer, podemos modificar precios, hacer sumas y restas y aprovechar este momento distendido para iniciar una conversación estimulante.

Mirar fotografías

Otra actividad que podemos hacer en cualquier lugar y que no precisa de preparación, es la observación de fotografías para responder a ciertas preguntas. Las fotografías pueden ser de eventos familiares, antiguas vacaciones o simplemente fotografías de revistas en las que aparezcan personas y lugares desconocidos.

Después de que la persona con Alzheimer haya observado la fotografía, le haremos algunas preguntas. Podemos empezar por lo más sencillo y evidente. ¿Es de día o de noche?, e ir formulando otras un poco más complejas, ¿cuantas personas hay?, ¿cuantas llevan gorra?, ¿dónde están?, ¿se les ve tristes o alegres?, ¿crees que es reciente o antigua?

Para terminar la actividad, repasad juntos los elementos de la imagen, y cuéntale a la persona con Alzheimer alguna anécdota relacionada con la imagen para que actúe de referente para la próxima vez que miréis la misma fotografía.

Veo Veo

El clásico juego que consiste en identificar un objeto o elemento que esté a la vista, proporcionando la letra inicial, se puede jugar en casa o en la calle, y estimula la memoria y el lenguaje gracias a identificar nuestro entorno y los diferentes objetos y elementos que están a la vista, y a recordar su nombre.

En función de lo avanzada que esté la enfermedad, podemos dar más o menos pistas, acotar más o menos el entorno en el que se ha de identificar el objeto, edificio, animal o persona, o incluso hacer que sea la persona con Alzheimer la que busque un objeto y nos dé las pistas para ver si acertamos nosotros.

Juegos de clasificación

Utilizando elementos que podamos transportar y manejar fácilmente, como por ejemplo una baraja de cartas, podremos hacer esta actividad tanto dentro como fuera de casa. También tendremos que adaptar el juego o actividad al estado de la persona con Alzheimer, pero desde juegos sencillos como el cinquillo, en el que iremos organizando la baraja por palos y números, hasta versiones más simples en las que simplemente podemos ir organizando o pidiendo que busque determinada carta, nos servirán como ejercicios para trabajar la atención, la concentración, la organización y la lógica.

Para terminar, recordamos que la música puede ser un gran aliado para mejorar la estimulación cognitiva. La música tiene un impacto directo en los síntomas afectivos de las personas con Alzheimer, disminuyendo los niveles de ansiedad y estrés que estas personas experimentan do forma habitual, y mejorando su humor y predisposición a participar en los ejercicios o actividades que preparemos para ellas.