
La relación entre estrés y demencia lleva tiempo siendo motivo de estudio. Hoy veremos si existen evidencias que relacionen ambos trastornos
El estrés es un estado de tensión física y emocional que se produce ante situaciones potencialmente peligrosas o comprometidas para una persona. Los síntomas más frecuentes del estrés son la rigidez muscular, palpitaciones y sudoración. Estos síntomas se presentan en momentos puntuales, en los que la situación que genera el estrés se ve agravada por algún motivo, o alcanza dimensiones que superan la capacidad de la persona para gestionar la tensión.
Los síntomas del estrés suelen desaparecer cuando el peligro o el factor causante disminuyen en intensidad, aunque algunas personas los experimentan de forma reiterada. Si las situaciones que te causan estrés se prolongan en el tiempo, o son demasiado variadas como para que dejen de afectarte, el estrés puede volverse un problema crónico y afectar de modo severo a tu salud, tanto física como emocional.
Evidencias científicas que relacionan estrés y demencia
El estrés afecta directamente al sistema inmunológico. Esta es una de las principales razones por las que se le relaciona con las demencias, ya que el sistema inmunológico tiene un papel importante en el desarrollo de los trastornos cognitivos.
A nivel endocrino, el estrés provoca la segregación de una hormona llamada cortisol, cuya función es mantener al organismo en un estado de alerta frente a una amenaza existente. Según un estudio publicado en la revista científica Psychoneuroendocrinology, el cortisol se ha relacionado con problemas de memoria.
El estrés también está directamente relacionado con la depresión. Como vimos en el artículo Enfermedad de Alzheimer y depresión, ambos trastornos mantienen una relación compleja que puede incluso ser causa de falsas alarmas. Aun así, si la depresión derivada del estrés se manifiesta juntamente con otras señales de alerta como olvidos recurrentes o desorientación, es muy recomendable acudir a un especialista para descartar la posible demencia u obtener un diagnóstico precoz.
Dificultades para establecer una relación entre estrés y demencia
Sin embargo, para los investigadores no es fácil investigar las implicaciones y la relación del estrés con otras enfermedades, ya que se manifiesta de distintas formas dependiendo de factores tan variables como son el estado anímico o la capacidad para gestionar conflictos de cada persona. También es complicado establecer un baremo o una escala para determinar el nivel de estrés en un individuo.
Hay otros factores que también podrían afectar tanto al estrés como al riesgo de padecer una demencia. Los trastornos del sueño, por ejemplo, pueden hacer que aumenten los niveles de estrés, pero también son un síntoma habitual en personas con Alzheimer.
¿Qué sabemos hoy en día?
Aunque no es concluyente, una revisión de estudios científicos publicada en la revista Alzheimer’s & Dementia, pone de manifiesto que el estrés, entre otros factores de riesgo, parece tener un papel importante en el desarrollo de las demencias.
También se está investigando si el estrés crónico tiene un efecto directo en la velocidad en la que se desarrollan el Alzheimer y otras demencias en personas con un trastorno cognitivo leve, y aunque a priori parece haber una clara relación, los datos no son concluyentes.
En cambio, sí que se ha evidenciado un mayor riesgo de desarrollar una demencia en personas diagnosticadas de Trastorno de estrés Postraumático (TEPT). Este trastorno se manifiesta en personas que han experimentado o presenciado situaciones muy duras y difíciles de aceptar y superar.
Con los estudios disponibles en la actualidad, podemos afirmar que padecer estrés crónico o prolongado no necesariamente causa demencia, aunque puede ser un factor de riesgo. También es un factor de riesgo para otros trastornos relacionados con la demencia como la depresión. Además, el estrés es causa de problemas y enfermedades de otra índole, por lo que recomendamos que si sufres estrés habitualmente, consultes con un especialista para tratar de poner remedio y prevenir posibles trastornos relacionados.
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