Las personas con Alzheimer, a medida que avanza la enfermedad, pueden sufrir un deterioro en algunas funciones de su organismo. Si bien en las primeras fases no se experimentan dificultades motrices o cardiorrespiratorias, en las etapas más avanzadas sí que existe el riesgo de padecer complicaciones relacionadas con el sistema respiratorio.
La fisioterapia puede ayudar a retrasar el avance de algunos síntomas de la enfermedad, y a mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer. En este caso, nos gustaría hablar de la fisioterapia respiratoria, en qué consiste, y qué beneficios puede aportar al paciente.
¿Qué es la fisioterapia respiratoria?
La fisioterapia respiratoria es una especialidad dentro de la fisioterapia, que se centra en la prevención y mejora de los problemas respiratorios que sufren algunas personas. Este tipo de terapia suele estar enfocada a algunas patologías respiratorias crónicas como el asma, EPOC o fibrosis quística pulmonar, y a procesos agudos como la neumonía o a la recuperación de algunas cirugías.
Conviene destacar que la fisioterapia respiratoria es complementaria al tratamiento, y no un sustituto, por lo que siempre se enfoca como un añadido para mejorar la calidad de vida del paciente y minimizar el impacto de algunos síntomas de este tipo de complicaciones.
Los principales objetivos de la fisioterapia respiratoria son:
- Mejorar la capacidad pulmonar y la función respiratoria
- Evitar la sensación de falta de aire al respirar (disnea)
- Limpiar las vías respiratorias de secreciones
- Trabajar la musculatura respiratoria
¿Cómo puede ayudar a personas con Alzheimer?
Las personas con Alzheimer son más propensas a padecer infecciones pulmonares, hasta el punto de ser una de las principales causas de infección junto con las originadas en las vías urinarias. Las alteraciones causadas en los alvéolos pulmonares, en las vías respiratorias, o las deformaciones en la columna y la debilidad de los músculos respiratorios, pueden hacer que disminuyan sus funciones mecánicas respiratorias.
En fases avanzadas de la enfermedad, cuando la persona con Alzheimer puede presentar problemas de deglución, se corre el riesgo de que parte de lo que se come o bebe acabe en los pulmones por aspiración, causando, por ejemplo, neumonía y otras complicaciones respiratorias. Unido a algunos problemas propios de la edad avanzada, como la propensión a la bronquitis y otros problemas,
Con el fin de retrasar el avance de la enfermedad y de mejorar la calidad de vida del paciente, la fisioterapia respiratoria, así como el resto de ejercicios de fisioterapia, o relacionados con las funciones cognitivas, pueden empezar antes de que haya un deterioro significativo para prevenir y minimizar el impacto del Alzheimer con el paso del tiempo.
Algunas de los ejercicios y técnicas que un profesional médico puede recomendar para realizar con la persona con Alzheimer, ajustándose siempre a su nivel físico y de deterioro cognitivo, son:
- Drenaje postural: Se pueden realizar sentado, acostado boca arriba, boca abajo o de lado, o sentado o acostado con la cabeza en horizontal, arriba o abajo. Manteniendo la postura que nos haya recomendado el especialista durante un tiempo determinado, e inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Se puede acompañar de percusión o vibración si es necesario, para ayudar a disolver los fluidos espesos en las vías respiratorias.
- Ejercicios de expansión torácica: Mediante inspiraciones profundas y una breve apnea sostenida, se trata de conseguir expandir la caja torácica.
- Ejercicios de diafragma y control de la respiración: Respiraciones lentas y relajantes, destensando la musculatura respiratoria, y ventilando el diafragma.
- Tos provocada: La tos provocada puede ayudar a desprender la mucosidad de las vías respiratorias, y expectorarla, facilitando la respiración y evitando la dificultad para respirar.
Como hemos comentado, consultar con un profesional que evalúe el estado en el que se encuentra la persona con Alzheimer, es de utilidad para establecer qué ejercicios son más adecuados para la fase en la que se encuentre.
Y recuerda que, incluso en fases tempranas de la enfermedad, puede ser conveniente realizar algunos ejercicios que ayuden a retrasar la enfermedad, y a prolongar un estado de salud que permita a la persona con Alzheimer ser independiente y autosuficiente por más tiempo.
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