Trastornos del comportamiento
Tabla de contenidos
¿Qué son los trastornos del comportamiento?
Son alteraciones de la conducta producidos por la propia demencia. Se denominan síntomas psicológicos y conductuales de la enfermedad y suelen provocar importante sufrimiento, tanto en el paciente como en el cuidador principal. Además pueden empeorar el deterioro cognitivo y funcional del enfermo, lo cual acaba acelerando la institucionalización de este. Por ello es importante detectarlos a tiempo y manejarlos de un modo adecuado.
Los pacientes no reconocen estos síntomas, al igual que su enfermedad (anosognosia). Esta falta de conciencia suele generar importante conflicto con el cuidador puesto que la reacción natural es intentar razonar con el paciente su mal comportamiento, obteniendo una reacción aún más negativa.
Estos síntomas pueden ser muy variables, diferentes en cada paciente, ya que influyen diversos factores:
- Socio-ambientales
- Biológicos (genética, región cerebral más afectada)
- Psicológicos (tipo de personalidad, capacidad para resolver problemas y flexibilidad mental, manejo del estrés)
En ocasiones pueden ser transitorios, sobre todo cuando aparecen de forma aguda, generalmente debidos a procesos patológicos concomitantes como infecciones (las de orina son las más frecuentes) o cambios bruscos de rutina o del ambiente habitual del paciente.
La falta de estimulación cognitiva y el aislamiento social también puede favorecer que surjan síntomas psicológicos y conductuales.
¿Cómo pueden manifestarse?
- Trastorno de impulsos: Alimentación errática (en exceso o defecto), apatía o hiperactividad, desinhibición, agresividad verbal o física…
- Déficit de juicio o contraste con la realidad: confabulaciones, es decir, inventan historias para complementar recuerdos perdidos, interpretaciones anómalas, falta de reconocimiento en un espejo…
Anosognosia
Hace referencia la falta de consciencia sobre la enfermedad. Los pacientes niegan los problemas de memoria o los minimizan.
Cuando se enfrentan a situaciones que evidencian su problema, tienden a enfadarse y dar excusas; se oponen a los intentos de ayuda que les ofrece la familia e incluso a seguir el tratamiento que se les sugiere.
¿Cómo podemos manejarlo?
- Entenderlo: es un problema derivado de la enfermedad y no tiene tratamiento.
- Asumirlo: el paciente nunca va a entender ni a reconocer su problema.
- Nunca intentar razonarlo con el paciente.
- Paciencia.
- Aprender a manejar nuestro estrés: si mejoramos nuestro estrés mejorará el del enfermo.
- Ser comprensivos, tolerantes y flexibles frente a los cambios.
- Empatizar con el paciente: “ponernos en el lugar de él”
Interpretaciones anómalas
Otro de los problemas que pueden aparecer a lo largo de la enfermedad es la incapacidad para reconocer personas, cosas o incluso a sí mismos (por ejemplo, al mirarse al espejo). Esto conlleva una interpretación incorrecta de estímulos ambientales, lo cual deriva en alucinaciones e ilusiones y alteraciones del pensamiento:

- Alucinaciones e ilusiones: Son percepciones distorsionadas de algo real (ilusión, por ejemplo, confundir una lámpara con una persona) o inventadas (alucinación, por ejemplo, ver personas en casa o escuchar voces o sonidos que no existen). Pueden ser visuales, auditivas, olfatorias, gustativas o de tipo sensorial (por ejemplo, picor de la piel).
- Alteraciones del pensamiento: Son creencias falsas que afectan a las interpretaciones (por ejemplo, creen que les han robado algo que no encuentran), a las identificaciones (por ejemplo, creen que el cuidador es un extraño), producen delirios (por ejemplo, creen que les quieren perjudicar y hacer daño, que les quieren abandonar, que les quieren robar), producen confabulaciones (inventan situaciones pasadas convencidos de que es real).
¿Cómo manejarlo?
- Comprender el problema: es importante que el cuidador entienda lo que le ocurre al paciente para evitar situaciones de estrés innecesarias.
- No regañar al paciente ni discutir sobre lo que está pasando, el paciente no puede razonar.
- Evitar desencadenantes (por ejemplo, tapar espejos si el paciente no se reconoce, mantener siempre buena iluminación para evitar ilusiones o alucinaciones asociadas a la oscuridad…)
- Intentar desviar la atención del paciente de lo ocurrido para disminuir su angustia. Si ocurre un problema de identificación se les puede explicar con cariño quién es y siempre quitándole importancia.
- Si estos síntomas interfieren con el bienestar del paciente y/o del cuidador se pueden instaurar tratamientos farmacológicos para controlarlos.
Alteraciones del ánimo
A menudo estos pacientes tienen cambios de personalidad que puede ser secundaria a la enfermedad o por otra causa. Se pueden manifestar de diferentes formas: síntomas de tristeza, apatía, ansiedad, irritabilidad, impulsividad, agresividad verbal o física, etc. además, suelen generar un importante malestar en el paciente llegando a repercutir de forma variable en su autonomía o funcionalidad.
Por ello es muy importante intentar identificar la causa: esto nos ayudará a empatizar mejor con el paciente (fallecimiento de algún familiar, ingreso en residencia…) y a poder modificar aquellos factores que puedan influir.
Existen tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a reducir los síntomas, por lo que siempre se debe consultar con el médico.
1. Depresión
Se manifiesta con síntomas de tristeza, llanto y labilidad emocional, a veces con ideas de muerte o autolíticas. En ocasiones también puede asociar ideas delirantes y alucinaciones.
¿Cómo lo manejamos?
- Generar un ambiente adecuado: mejorar la luz de la vivienda, poner música, evitar discusiones, recordar hechos bonitos y agradables o divertidos del pasado, etc.
- Mantenerle estimulado: desarrollar actividades placenteras (paseos, juegos…), potenciar la interacción social, hacerle partícipe en tareas de la casa o recados, realizar ejercicio físico, etc.
2. Ansiedad
Se manifiesta con síntomas de angustia y miedo o sensación de pérdida de control de excesiva, expresado de forma verbal, gestual o motora.
¿Cómo lo manejamos?
- Disminuir estímulos ambientales: Esto ayudará a relajar al paciente, evitar discusiones y ruidos fuertes, mantener conversaciones tranquilas, explicar con cariño cosas que pueden ocurrir que el paciente no entienda, evitar situaciones nuevas o cambios de ambiente.
- Proporcionar seguridad y confianza: esto es importante para mejorar la relación con el cuidador.
- Estimulación táctil: Abrazar, besar, acariciar, coger de la mano, etc.
3. Apatía
Se manifiesta como falta de motivación e interés por el entorno y emociones muy escasas. Puede ser un síntoma independiente, sin que haya depresión, propio de la demencia.
¿Cómo manejarlo?
- Intentar estimular al paciente: a través del baile, la música, actividades con animales, tareas en grupo, ir al teatro, etc.
4. Euforia
Se manifiesta mediante un humor excesivo e inapropiado.
¿Cómo lo manejamos?
- Evitar reforzar su conducto: No debemos imitarlo ni reírnos de la situación, no quitarle importancia.
- Intentar corregir: Sin regañar, con cariño y proporcionándole afecto de forma respetuosa.
5. Desinhibición
Se manifiesta como falta de tacto social, a través del lenguaje oral o de la depresión corporal.
¿Cómo manejarlo?
- Importante entender el problema: Es parte de la enfermedad, no es intencionado.
- No reforzar la conducta ni juzgar
- Corregir con cariño la conducta
- Enseñar a los demás a convivir con ello.
6. Irritabilidad
Se manifiesta mediante cambios de humor bruscos, no justificados, falta de paciencia, tono verbal elevado.
¿Cómo manejarlo?
- En fases leves de la enfermedad se puede intentar una reestructuración cognitiva: ayudar a aceptar limitaciones, proponer escenarios alternativos y realistas, etc.
- Mejorar los estímulos ambientales: evitar ruidos, discusiones, tratar con cariño y comprensión al paciente, respetar su intimidad, etc.
7. Falta de apetito
Disminución excesiva de la ingesta.
¿Cómo manejarlo?
- Descartar causas secundarias: problemas bucodentales, higiene bucal, trastornos gastrointestinales, etc.
- Potenciar los sabores de las comidas con aromas y cuidar la presentación.
- Ofrecer pequeñas cantidades de comida, sin agobiar al paciente.
Hiperactividad
1. Hiperactividad motora
Se manifiesta con un aumento de la actividad motora que no se explica por otras causas (deambulan de forma errática y constante por el domicilio, no pueden permanecer sentados mucho tiempo…).
¿Cómo manejarlo?
- Proporcionar espacios seguros: despejar la vivienda de obstáculos con los que pueda tropezarse el paciente, vigilarlo de forma continuada, caminar a su lado y guiarle…
- Intentar otros entretenimientos: ofrecer objetos para manipular, dibujar, juegos de mesa tipo parchís, cartas, actividades en grupo, pasear, etc.
2. Hiperactividad verbal
Se manifiesta mediante vocalizaciones repetidas, con sonidos o expresiones molestas.
¿Cómo manejarlo?
- Reforzar los periodos de calma: mediante contacto físico, hablar de cosas intrascendentes, etc.
- Intentar distraerlo: tareas domésticas, pasear, socializar, juegos, etc.
3. Aumento excesivo del apetito
Se manifiesta mediante ingesta impulsiva e inadecuada de alimentos.
¿Cómo manejarlo?
- Evitar o reducir el acceso a los alimentos o sustancias
- Mantener al paciente entretenido y estimulado con otras actividades.
Agresividad
Se manifiesta mediante conductas, físicas o verbales, que pueden ocasionar un daño físico o moral.
Suelen presentar resistencia injustificada a determinadas tareas y se oponen a recibir ayuda (por ejemplo, la hora del aseo y el baño, ir a dormir, cambiarles de ropa, etc)
¿Cómo manejarlo?
- Entender e identificar las causas: de esta forma podremos anticipar qué estímulos pueden provocar agresividad en el paciente para evitarlos o modificarlos (ruidos, tono de voz que usamos al dirigirnos a ellos, olores…)
- Potenciar la autonomía del paciente: Dado que no comprenden su enfermedad, el control excesivo del paciente puede generar conductas agresivas.
- Respetar los gustos premórbidos del paciente: no enfrentarnos a ellos porque quieran llevar una prenda determinada, aunque no sea lo más adecuado, o colocar un objeto en un sitio concreto, no obligar a acostarse pronto si están acostumbrados a irse a la cama más tarde, etc.
- Respetar la intimidad: el momento del aseo suele ser un momento de conflicto frecuente. Si se resisten hay que hacerlo con mucha paciencia, con cariño, intentando distraerlo, buscar estímulos que les faciliten evadirse (música, una conversación, un objeto…); cerrar la puerta del baño, hacerlo con una persona de mucha confianza.
- Potenciar contacto físico en momentos de calma: Abrazar, besar, acariciar.
El trato hacia el paciente siempre debe ser con respeto y cariño.
Los trastornos de la conducta son manifestaciones de la propia enfermedad que pueden ser muy discapacitantes. La identificación de estos factores causales es muy importante para mejorar su manejo, además de empatizar con el paciente para evitar confrontaciones innecesarias que empeoraría la situación.
MATERIALES
- Cuadernillos con Ejercicios de estimulación cognitiva de diferentes grados
- Juego del Memory
- Cómic: Tú, yo y el Alzheimer
- Consejos para pacientes y cuidadores
¡Y muchos más!