Viajar es una de esas actividades que nos permite desconectar y recuperar fuerzas. Es importante para afrontar con mayor optimismo y energía los retos que nos depara el futuro próximo. Para preparar un viaje con una persona con Alzheimer, debemos seguir una serie de indicaciones que garanticen que la experiencia será satisfactoria para todos los participantes. En este sentido, es primordial una buena planificación.

Consejos para viajar de forma segura con una persona con demencia:

Prepara la documentación médica importante

Asegúrate de tener a mano la tarjeta sanitaria, un informe médico reciente, una lista con la medicación en el que se especifiquen las dosis y las tomas, y las recetas necesarias. Si se dispone de un seguro privado, debemos tener también un listado con los teléfonos de contacto y el protocolo a seguir en caso de emergencia.

Recrea un entorno reconocible

El cambio de ambiente que supone salir de vacaciones, puede desorientar a la persona que sufre demencia. Para reducir este impacto al mínimo, es importante traer con nosotros elementos que resulten familiares a la persona con Alzheimer. Su propia almohada, sus platos y cubiertos, sus cuadernos de ejercicios, etc. También es importante informar periódicamente, durante los días o semanas previas a las vacaciones, de que realizaremos el viaje. Debemos tratar de encontrar un punto de equilibrio en el momento de elegir el destino, que resulte estimulante para cuidadores y familiares y a su vez, no suponga un cambio excesivo para la persona con Alzheimer, que puede reaccionar al cambio brusco de ambiente experimentando un mayor estado de confusión y angustia.

Limita el tiempo de viaje

Los viajes largos en coche u otro transporte terrestre son especialmente incómodos para las personas con Alzheimer u otras demencias, trata de elegir una destinación que no suponga más de cuatro horas de viaje. En el caso de viajar en avión, evita escalas o largas esperas en terminales e infórmate de la ubicación de las paradas de taxi o transporte público que comuniquen con la destinación final. Ten a mano siempre algún recurso que te permita entretener a la persona con Alzheimer en los momentos en que el trayecto se le hace más angustioso. Tanto AENA (para los viajes en avión) como RENFE (para viajes en tren), cuentan con servicios de asistencia a personas con necesidades específicas.

Tómate el viaje con calma y evita el exceso de actividades

Cuando estamos de vacaciones, solemos querer aprovechar el tiempo para conocer a fondo el lugar donde nos hemos desplazado. Al viajar con una persona con demencia, es recomendable considerar las vacaciones como un periodo de relax en un ambiente agradable. Es preferible elegir entornos tranquilos rodeados de naturaleza a intentar, por ejemplo, visitar una ciudad. Plantéate unas vacaciones tranquilas, en las que disfrutar del entorno sin prisas ni presiones.

Usa la chapa identificativa con el código QR  u otro modo de identificación

Solicite aquí su chapa identificativa con código QR. Si la persona con Alzheimer no utiliza este tipo de dispositivo de forma habitual, lo ideal es instaurar su uso algunas semanas antes del viaje, ya que es común que los primeros días, la persona que lo usa se lo quiera sacar o le provoque cierta confusión. La chapa identificativa o el método de identificación usado, debe incluir los datos de la persona con Alzheimer y el teléfono y nombre completo de un responsable. También se puede colocar una tarjeta con esta información en un lugar de fácil acceso, como puede ser el bolsillo de la camisa.

Considera la posibilidad de contratar un servicio de transporte sanitario

Esta puede ser una buena alternativa para evitar las incomodidades que supone el transporte en vehículos privados poco adaptados. Algunas administraciones públicas ofrecen este tipo de servicios. Ponte en contacto con tu ayuntamiento o infórmate a través de las Asociaciones de Familiares de personas con Alzheimer para conocer las distintas posibilidades. 

Organiza y planifica tu estancia

Además de los puntos anteriormente descritos, conviene preparar todo lo relativo al destino para evitar complicaciones o sorpresas. Si tenemos algún requisito especial, hemos de asegurarnos de que el alojamiento dispone de él. Si hay actividades, conviene conocerlas para adaptarlas a sus gustos o posibilidades y ver si son adecuadas. Y si hay que realizar desplazamientos, también es importante saber si podemos adaptarnos a ellos o, por el contrario, contratar un servicio de transporte sanitario, como hemos visto en el punto anterior. Cuanta más información tengamos del destino, mejor.

En la medida de lo posible, mantén la rutina

Viajar implica, precisamente, romper con la rutina. Sin embargo, sabemos de la importancia de la rutina en personas con Alzheimer, ya que les ayuda a reducir la ansiedad y el estrés, y facilita que recuerden y lleven a cabo ciertas tareas simples con más facilidad.

Estar de viaje, lógicamente, hará que algunas de esas rutinas sean imposibles de mantener, pero otras, como las horas de las comidas, el aseo, o incluso tareas simples como doblar la ropa o tomar la medicación, pueden mantenerse con cierta facilidad. Esto, junto con lo descrito en el punto anterior sobre recrear un entorno reconocible, puede ser de utilidad para que el cambio de lugar, y de algunos hábitos y horarios, tengan menos impacto.

---